jueves, 30 de junio de 2011

:: A modo de epílogo.

Hoy es día 30 de Junio. Acabamos de despedirnos por.., ¿6 vez? En fin, que extraño se me hace todo esto.

Hemos quedado para tomar un último desayuno juntos. Tú tomas un café, y mientras sumerges un pedazo de croissant deforme en el negruzco brebaje, me cuentas tus planes tras cruzar el charco: Que si aquí no hay trabajo, que por allá las cosas van mejor, que Europa está echada a perder… Por mi parte, aprovecho la ocasión para hablarte una vez más de mi última incorporación, sobre mis temores e inseguridades, y sobre esa horrible sensación de abandono que me inunda con tu partida. No es que no me alegre por ti, en realidad me alegro mucho, se trata más bien de lo extraño y ajeno que se va a volver todo cuando no estés aquí. En cualquier caso, por fin empiezas a hacerte cargo de tu vida después de tanto tedio… aunque, debo decir que no me creo que sea por trabajo. Todas las épocas son infames, sólo el amor las hace soportables y lo sabes. Poco importa el trabajo; poco importa -¡y mira bien lo que digo!- la literatura; poco importa vivir mejor, o simplemente vivir, si tienes una razón para levantarte -¡lévedamente!- de la cama y no sentir esta maldita nausea. Por esta razón y sólo por esta, has decidido largarte. Así funcionamos los que nos movemos en las dualidades, en el ‘entre’, por mofarme de Marzoa [eros-thanathos/ levedad-peso/ sujeto-objeto/ ser-ente/ amor-sexo/ conciencia-espiritu/ materia-forma/ cuerpo-alma/ Beatles- Rollings/ Ginebra-Ginebra y tantos otros] que cuando nos desestabilizamos a favor de uno de los dos contrarios, tomamos decisiones extremas. Arroutadas varias.

De ti, me quedo con Cortazar, con tu paso del peso a la levedad tras tu descenso al infierno, con las noches en las que la muerte sigue nuestros pasos, con la poesía, con las conversaciones sobre sexo, con las bragas que nunca recuperaste, con un libro dedicado, con cuatro fotos, con las noches alegres y mañanas tristes tomando té y un libro de Pessoa bajo el brazo, con la euforia del curruncho, con el tedio de Sada –en tu contemplación, el tedio es menos tedio-, con la playa de morazón, con el gato acostado, con el odio cara las gentes del ser, con las noches en el forum, con las ganas de reir sin saber por qué, con las ganas de llorar sin saber por qué, con la bipolaridad, con los pronombres.



Haz la maleta, ¡con todo lo que eso supone! Y lárgate en silencio. Brindemos por el último trago, y allá donde te lleven tus pasos, recuerda que en algún punto exacto entre el afelio y el perihelio nos encontramos con el mismo paso.

En sada, a jueves 30 de junio del 2011
Enrique Latorre-Ruiz



lunes, 16 de mayo de 2011

:: Contra la indiferencia.

Quiero conocer tus oscuridades y tus luces,

recorrer con mis dedos tus temores

y abrazarme a ellos.

Quiero inventarme un nombre impronunciable

para esto,

Y que lo usemos juntos.

Pasar de la condescencia al peso,

arrastrándome, para que tú me levantes

sin decir palabra.

Quiero encadenarme dolorosamente a tu presencia

y que te diluyas en mi, o yo en ti,

como extensión del mismo cuerpo.

Así, podría arrancar a mordiscos la cadena

hasta que me sangrasen las encías y se me nublase la vista.

Así, por la sangre sabría que no te sueño,

Y que tanto existes tú como yo,

aunque lo que aquí escriba no sea cierto.


Enrique Latorre-Ruiz 2011

sábado, 14 de mayo de 2011

:: Lo cierto del juego, es que no hay juego.

Dejaré de jugar con la palabra
cuando mi ser deje de arrastrarse por el suelo.
Dejaré de buscarte en cada verso
cuando me seas ajeno y sideral,
o tú me lo pidas.
Dejaré de respirar, lo prometo,
cuando mi mirada no te toque
y se crucen nuestros besos.


No me voy a despedir,
me niego a corresponder tu displicencia.
Prefiero seguir día tras día visitando tu recuerdo
hasta que se marchite en mi memoria y se haga remoto.


Habrá entonces llegado mi hora, también la tuya.
Habré[mos] muerto,
pues seré otro yo distinto tan perverso como el que soy ahora.
Sólo quedará la extrañeza de haber escrito el perfil
de estos versos que veré de lejos,
Y no serán míos.


Te recordaré con cariño, si es que te recuerdo.
Uno más, uno menos, en el movimiento perfecto
que dibuja mi conciencia al trepar por el Tiempo.


Lo único constante es la métrica y la geometría de la letra.
El desenfreno estético, la constancia del desaliento.
El contemplar, por el sencillo goce de ver lo que yo pongo.
La mentira.


La poesía, como todo recuerdo,
cuando es indiferente
da miedo.



Enrique Latorre-Ruiz 2011

viernes, 13 de mayo de 2011

:: Animo

Te pienso. Decirte cualquier cosa es ridiculo, por eso aguardo a verte y a abrazarte. Únicamente con ese gesto cobarde, si acaso incluso trivial, puedo presentarme.

La miseria y la caridad que la acompaña, cuando es real asusta. Al igual que todo poema.

Agarrate de mi brazo y tomemos el último trago, sin decir nada. Despues nos despedimos con un ligero apreton de manos, entre palabras que no dicen nada y miradas que lo dicen todo. Te quiero, aunque no te lo diga y a veces no lo parezca.

domingo, 1 de mayo de 2011

:: No morir en el intento.

Al final todo se reduce a un mal examen de contextos. Pensar que lo que tienes delante es algo más que alguien sin pantalones es una idea absurda, y por muy espontáneo que parezca haber llegado a esta situación, es mentira. Tú siempre lo has controlado todo.


En el fondo lo que hago no es más que comerme la mierda y el orgullo. Siempre me callo lo que pienso por si estoy adelantando acontecimientos y metiendo una vez más la pata. Pero no, esta vez no era psicosis mía y así estoy, rozando la autocomplacencia mientras tecleo lo que te diría si te estuviese montando el pollo que te mereces.

Tiene cojones el percal, que no habiéndome dejado elegir me hagas sentir como el responsable de todo. Pero ya está, te dedicaré mis colillas durante un par de horas más y seguro que duermo bien. Importas muy poco en medio de todo este circo.

miércoles, 27 de abril de 2011

:: Variaciones

Permíteme que llegados a este punto,
preso en la geometría de tus piernas
te confiese: he mentido.


Te encontré, y en ese momento no te vi. [Eras tan ajeno...]
En la ensoñación metafísica de la sangre y la carne
no se ve nada más que nada.


Pero, ahora que no estás, te veo.
No estás, pero te tengo a ti
y tengo el nombre que te entrego.


Con el nombre te significo,
te traigo a la presencia y te contemplo. [Hay tanto goce en el contemplarte...]
Con el nombre mío
que te es tan tuyo, sobrevivo, pues
he descubierto que
el único tiempo que no me pesa
es el que paso contigo.

Enrique Latorre-Ruiz 2011

martes, 26 de abril de 2011

:: bah, bah.

Lo perdí entre tanta sobremesa.

Entre la realidad que te viste como único dato verdadero
y la proyección de lo que de ti espero como lo que me arde por dentro,
se decide el próximo juego. ¿Jaque mate?


E. Latorre-Ruiz

lunes, 25 de abril de 2011

:: A [Doblemente] Mahía.

Aquí me tienen de nuevo. Íntegro, perverso, tierno y dulce, indecoroso a ratos, lévedo como la última llama que crepita sobre la caja donde arden mis despojos. Aquí me tienen, y eso baste por ahora.


Tal vez nos hayamos equivocado de forma de vida al elegir la esperanza como base hierática sobre la que sostenernos. Tal vez, hemos estado herrando nuestro deambular frenético sobre esta mentira construida, que es el mundo subjetivo. En cualquier caso, ¿qué importa? [lo único que importa es el vino y el hachis, como diría Baudelaire]


Hoy ha sido un buen día, ¿y por qué? Por nada. Precisamente por nada ha sido un bueno día y eso ya es algo.


A la señora del disfraz, a la dama del ron. Sobran palabras pero faltan abrazos, sea pues cada letra que te escribo un recuerdo fútil [Quizás sean las futilidades los únicos asuntos importantes, de la contradicción se hace memoria.] y furtivo del cariño, qué digo, amor reverencial que por ti profeso. Cualquier uso del lenguaje en otra dirección distinta que la de alabarte, sería blasfemar en suahili.


Que te sea leve, que no se te pierda el espíritu sublime [no bello] entre tanta distracción. Un día cualquiera, te asomarás al infierno circunstancial de mis ojos y me dirás que todo fue sensacionismo del pasado. ¿Sabes por qué? Hoy lo he descubieto [mañana ya lo habré perdido.], ¡la esperanza existe!

Enrique Latorre-Ruiz 2011



sábado, 23 de abril de 2011

:: Saltando al hoyo!


No me preguntes por qué, es lo único que no sé como contestar.

La caída en la vorágine resulta muy, como decirlo, sugerente...

:: Tributo a L. F

Todo lo que hay está muerto,
lo que aún no lo está, lo estará
es la única verdad.



Al reposar sobre la cama me enciendo un cigarrillo y miro el techo.
[Otra vez esta horrible posición, me pesa el Tiempo!]



Por la calle camina un hombre,
no sé su edad, pero poco importa.
En cada esquina le sale al encuentro la muerte:
en las paredes, en el asfalto, en los ojos de los niños...
Todo es muerte.



Mientra tanto, éste al que llamaremos el último hombre
se debate entre el ayuno y el hartazgo. [no sé si hacerme una tortilla, o vomitar]
Aguanta estoicamente asalto tras asalto a esto que llaman filosofía
con la lucidez febril y el llanto de quien nada tiene que perder. [porque ya lo ha perdido todo]



Él es el último hombre,
lo que queda podrido en el cesto
al pasar los siglos.



Resulta, que el último hombre es una mujer.
El delirio de las curvas, la trisección del ángulo
e incluso la cuadratura del círculo comparecen en su persona.



Ella busca con la actitud reverente de quien va a venerar a los dioses
a un templo sagrado e inaudito.
Pero la emoción, como todo, muere.



Tal vez, buscar forme parte del absurdo.
O tal vez, la filosofía sea el espacio menos apto para buscar la filosofía.
¿Quien sabe? Allá donde comparezca su fracaso deberemos estar
asistiendo en primera fila al combate, asalto tras asalto.



Enrique Latorre-Ruiz 2011

martes, 12 de abril de 2011

Embriagaos

Hay que estar siempre borracho. Todo radica ahí: es la única cuestión. Para no sentir el horrible fardo del Tiempo, que destroza vuestras espaldas y os inclina hacia el suelo, es preciso emborracharse sin tregua. ¿Y de qué? De vino, de poesía o de virtud, a vuestro antojo, pero emborrachaos. Y si alguna vez os despertáis en la escalinata de un palacio, en la verde hierba de un foso, en la mustia soledad de vuestro cuarto, habiendo disminuido o desaparecido la embriaguez, preguntad al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, gime, rueda, canta y habla, preguntadle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el reloj os responderan: ¡Es hora de emborracharse! Para no ser esclavos martirizados por el Tiempo, emborrachaos, emborrachaos constantemente! De vino, de poesía o de virtud, a vuestro antojo.

Baudelaire

domingo, 10 de abril de 2011

:: Recorte

Es la una de la mañana y mañana tengo que levantarme a las siete, pero no me importa. Mi cerebro se niega a sucumbir a los encantos de Morfeo, y luchar contra esto es absurdo. Hay gente que me dice que es del estrés, que podría solucionar mi insomnio substituyendo el té por la tila, pero yo me inclino a pensar que se trata de una cuestión patológica.


Es de noche [insisto en este punto], y al reposar sobre la cama me enciendo un cigarrillo. Se eleva mi espíritu camino a la conciencia [en sentido hegeliano] siguiendo serpenteantemente el humo del tabaco que expulso con la boca. Si hay algún modo de fundirse con el absoluto, sólo puede ser este.

En el reposar del cuerpo y sumirme en la ingravidez [o levedad, como se prefiera] encuentro el único modo de cualquier cosa. Vitalidad cerebral y muerte corporal, ¿a qué suena bien?



RECORTE:

Lo que hay en mí, sobre todo, es cansancio
-no de esto ni de aquello,
ni siquiera de todo o de nada:
cansancio tal cual, en sí mismo,
cansancio.


La sutiliza de las sensaciones inútiles,
Las pasiones violentas por nada,
Los amores intensos por lo imaginado en alguien,
Todas estas cosas
-éstas, y lo que en ellas falta eternamente,
Todo eso hace un cansancio,
Este cansancio,
Cansancio.


Hay sin duda quien ama lo infinito,
Hay sin duda quien desea lo imposible,
Hay sin duda quien nunca quiere nada
-tres tipos de idealistas, y yo ninguno de ellos:
Porque amo infinitamente lo finito,
Porque deseo imposiblemente lo posible,
Porque lo quiero todo, y un poco más si puede ser,
Y hasta si no puede ser...



¿Y el resultado?
Para ellos la vida vivida o soñada,
Para ellos la media entre todo o nada; es decir, esto...
Para mí sólo un grande, un profundo
Y, ah, con qué felicidad, infecundo cansancio,
Un supremísimo cansancio,
Ísimo, ísimo, ísimo,
Cansancio...


Fernando Pessoa –Alvaro de Campos-

martes, 5 de abril de 2011

:: Las vísceras de un resentido.

Harías bien en pedirme disculpas. ¡Que digo! Ni oírlas quiero, hiciste lo que te apeteció en todo momento y no tengo nada que reprocharle a eso. Eso sí, no vuelvas. No quiero verte, tu sola presencia crispa mis nervios. No quiero leerte, tus mensajes me convencen. Vete, sólo eso.

sábado, 2 de abril de 2011

:: [con]vivir con la mediocridad

Vivimos de cumplidos. Si, tratamos a toda costa de rodearnos de una atmósfera de piropos optimistas que nos terminan devorando. Así, el sueño que debería olvidarse en el mundo onírico se perpetra de la peor forma posible, robándonos el aliento. Bueno, técnicamente no es un robo, pues somos nosotros mismos los que le demos lugar.



No nos basta con hacer del ‘Qué eres’ un ‘Qué valgo’, sino que transformamos el ‘Qué valgo’ en un `Quiero valer para’. Con esto trato de decir que el valor intrínseco que nos hacemos aplicar es el de medir aquello para lo que valemos, pero con esto último se miente siempre. Veamos, todos tenemos una especie de cajón desastre donde dejamos caer todo aquello que nos gustaría algún día ser, por ejemplo:


Mariano cree que la naturaleza tiene valor por sí misma y está reconocida socialmente, por ello de mayor quiere ser biólogo. De hecho, sueña con ser biólogo y le parece que estudiar el fenómeno de la vida es la más excelsa tarea a la que pueda dedicarse un bípedo. De este modo, hace por creerse que vale para ser biólogo, algún día mismo llega a ser biólogo y todos lo reconocen como un gran científico.


En todo esto que parece ser una historieta anónima de esas que pueblan la faz del planeta, hay una mentira que todos jugamos y que siempre se está ya jugando, a saber: Mariano quiere ser biólogo y cree que vale para serlo. Mientras, nosotros del modo rastrero más indecoroso posible le hacemos pensar que sí que vale. Pues no Mariano, yo te digo que no vales y te insto a despertar de tu locura.


Es evidente que el ejemplo es baladí, pero algo dice. La prueba de todo está en como tratamos a los niños. Les hacemos pensar que son criaturas únicas, que no hay nadie mejor que ellos, que valen para algo y que jugarán un papel muy importante en esto que llamamos historia. Pues no, les hemos mentido y en la medida en que se crean nuestras mentiras más tendrán que pagar las consecuencias de una vida llena de psiquiatras y frustraciones secretas.


Quiero reivindicar lo real. No existen genios ni grandes misterios [a fin de cuentas, todo se reduce a un par de axiomas o ideitas que no son ni refutables ni confimables]. Existe gente mediocre que convive con la mediocridad. Convivir con la mediocridad significa vivir-con-la mediocridad y esto, al igual que vivir con cualquier otro defecto biológico causa dolor físico o social. ¡La vida no es bonita coño!, está llena de juegos sucios y perversiones, está impregnada de un cierto aire decadente, y sólo van a poder ser verdaderamente felices cuando aprendan a convivir con ello. Váyanse mentalizando porque cuanto antes lo hagan, menos se habrán creído la mentira y más fácil les será vivir-con-la decadencia, convivir con la mediocridad.

miércoles, 30 de marzo de 2011

:: Buenas son las noches...



Arrastrándose lentamente llega la noche, y con ella se acerca el momento de irse a la cama. Es un movimiento lentísimo, incluso lastimero, el de la noche robándole el lugar al día.

En algún momento simultáneo al movimiento, he llegado a casa y me he puesto el uniforme de trabajo, que es, lo que siempre visto cuando no espero visitas, el pijama. Normalmente llego a casa con dolor de estómago, siempre es hambre. El ayuno continuado y autoimpuesto desde, en el mejor de los casos, cuatro horas, me causa molestos retortijones. Qué se le va a hacer, el mal ya está hecho: el monstruo tragador hace acto de presencia atracando la nevera y, minutos después cuando recupero la cordura, se que mi momento ha llegado. Cordialmente me despido de mis compañeras de piso y me retiro a la cueva.

Sobre la cama reposan mis restos: una masa informe de carne, sagre y huesos con la que no me identifico [nadie puede identificarse con eso] y lo que soy yo mismo, un perpetuo flujo de conciencia con demasiada autoestima. No se qué tiene la noche que siempre me hace sentir ingrávido. Quizás sea en el despliegue ingrato de su brazo cuando la conciencia humana se sobrecoge al elevarse al más puro grado el pathos humano.

La noche me da lucidez. Todo el día ando a tientas dando bandazos de un lado a otro, amodorrado entre los quehaceres obligados, pero al llegar la noche y encerrarme en mi cuarto, floto y levedo dejando abajo todo lo que no importa. Sólo quedo yo y lo que yo siento. No hay circunstancias de Ortega, no hay corporalidad de Merleau-Ponty, no hay políticamente correcto, no hay Gödel... Únicamente persiste el extraño sentimiento del diluirse en nada. Buenas son las noches...

Enrique Latorre-Ruiz



sábado, 26 de marzo de 2011

:: Una orgía perpetua, por Antonio Muñoz Molina en El País.

"Por no hablar de otra presión, la ideológica. Agazapado en su provincia, uno no sólo aspiraba a irrumpir en Madrid como novelista o en su defecto como autor teatral de vanguardia, sino además a derribar la dictadura del general Franco y a ser posible construir el socialismo, para lo cual hacía falta someterse a un régimen punitivo de lecturas de manuales marxistas y seminarios llamados de formación en los que la densidad de los conceptos a dilucidar era aún más impenetrable que el humo del tabaco negro en aquellas habitaciones que tenían algo de catacumbas para los devotos de una religión perseguida. El régimen de Franco no dejó de ser sanguinario hasta el último día, y quienes regresaban a la luz después de haber sido torturados en las comisarías conservaban una palidez y un extravío en la mirada como de muertos en vida, pero los escaparates de las librerías estaban inundados de clásicos del marxismo y de manuales revolucionarios que nosotros leíamos, subrayábamos, analizábamos hasta la extenuación, contagiándonos de una retórica como de hormigón armado, llena de palabras abstractas y de reiteraciones machaconas, de "en tanto en cuanto" y de infraestructuras y superestructuras y correlaciones de fuerzas y análisis concretos de las situaciones concretas y contradicciones de primer nivel y segundo nivel.

Después de rumiar aquellos resecos piensos verbales no era muy fácil que a uno le quedara paladar ni oído para el idioma, y menos aún sutileza para percibir los matices de la vida real, que es el reverso de las caricaturas doctrinarias que aspiran a reducir a los seres humanos a muñecos de cartón. Antes de llegar a la universidad y atragantarme voluntariosamente de ideología yo había escrito con una felicidad irresponsable, imitando sin escrúpulo cualquier modelo con el que me entusiasmara, escribiendo dramas poéticos a la manera de Lorca y poemas de amor a la manera de Bécquer y luego a la de Pablo Neruda, piezas de teatro del absurdo copiadas de Beckett y de Ionesco, de teatro de agitación copiadas de Brecht y de Peter Weiss, arranques de novelas fastuosamente planeadas que nunca pasaban de la primera página.

Y de pronto aquel caudal absurdo que había fluido tan sin esfuerzo y con resultados tan abundantes como deplorables quedó interrumpido. Escribir había sido un juego y ahora era, opresivamente, una misión y un tormento. El doble cepo de la ortodoxia ideológica y la coacción vanguardista me paralizaba."

De ANTONIO MUÑOZ MOLINA en Una orgía perpetua; El País.

miércoles, 23 de marzo de 2011

:: Para A.S. Sin gluten



Devuélveme la vista. Así podré
verte tal y como de verdad eres. [¿Hay un eres?]


Devuélveme el sentido común,
y la cordura, y la razón.
Así, reconoceré la mentira que
de ti me sale al encuentro en cada
noche que Morfeo no gusta en visitarme.

Enrique Latorre-Ruiz. 2011

:: Lo que le conté cuando no me escuchaba

Del verso al beso y,
del beso a la batalla.

http://www.flickr.com/photos/robitoamado/4019790674/

martes, 22 de marzo de 2011

:: Non hai título para o que queira que sexa esto

Detido o corpo
a caída tornase... inevitable.

Únicamente os ollos fican libres.
Se realmente a desdicha dependese deles
Creedeme que os arrincaría,
Pero non tal. Absurda idea: Sen ollos o que queda é a conciencia. [se cadra, moito peor]

Ter un espírito que se pensa sempre doe.

Para acabar co tedio
só existen duas opcions:
A primeira comeza con pastillas [pildoras vermellas de matrix para non soñar]
a segunda comenza con cuchillas de afeitar.
Misteriosamente ás duas rematan coa morte propia
e o disgusto de moitas conciencias outras.

 \exists nrique Latorre-Ruiz 2011

sábado, 12 de marzo de 2011

:: La idea de teoria.

“También la ciencia, llegada al término de sus paradojas, cesa de proponer y se detiene a contemplar y dibujar el paisaje siempre virgen de los fenómenos”

A. CAMUS: El mito de Sísifo.


El mundo es algo con lo que nos encontramos, es un todo que ya está siendo cuando somos arrojados y obligados a experimentarlo. Carece por sí mismo de delimitaciones estrictas siendo nosotros los encargados de categorizarlo u ordenarlo en parcelas claramente distinguidas.

Es un hecho que cada vez que atendemos a una parcela de la realidad para intentar comprenderla ie. cada vez que formulamos una teoría [en sentido laxo] sobre algo que capta nuestra atención, desatendemos al resto de la realidad. Así, yo estoy sentado en una silla frente a mi escritorio tecleando palabras en una computadora y focalizando mi atención sobre está acción, de modo que mientras no me distraiga obviaré por completo la existencia de un pájaro negro que está posado sobre la rama del único árbol que veo desde la ventana de mi cuarto, e incluso que hay un libro sobre la mesa donde trabajo. Al percatarme de la situación del libro mi atención se centra sobre él y descuido inconscientemente la redacción de este texto. Si esto sucede con una trivialidad tal como redactar un escrito, qué no va a suceder, salvando las distancias evidentes, a la hora de formular una teoría [pretendidamente] científica.

Con todo esto quiero llegar a la idea de que una teoría es un estudio interesado de cierta pluralidad de impresiones parceladas. Percibimos fenómenos que dividimos, estructuramos, articulamos y estudiamos, proyectando sobre ellos nuestros propios esquemas conceptuales y teóricos, comprobando después si verdaderamente “encajan” [verificabilidad].
 
La tarea de la ciencia es precisamente esta, proyectar esquemas conceptuales y teóricos que nos ayuden a comprender el ingente conjunto inarticulado de impresiones. [Se que con esta afirmación me meto en camisas de once varas...]
 
Enrique Latorre-Ruiz 2011

domingo, 6 de marzo de 2011

:: Biopsia vital

Mis pensamientos se deslizan sobre el papel como culebras, es un efecto curioso. Incluso el hecho mismo de no diferenciar el pensamiento propio, de la base de papel, es un efecto curioso; papel, pensamiento, papel, pensamiento, papel pensamiento, papel pensamiento, y tú dando bandadas de uno a otro, igual que un pájaro que no distingue los cristales de las ventanas, de la realidad, y se bate contra ellas con persistente repetición. Ese pájaro ha nacido para eso, para flotar, golpearse y no entender nada.


Me gusta que me llamen por mi nombre completo, me digo: -por Dios, que me llamen otra vez Enrique Latorre. Este pensamiento puede llegar incluso a causarme angustia si no se satisface de vez en cuando lo que expresa. Enrique Latorre, sí, ese es mi nombre. Es impresionante la sonoridad que alcanza cuando lo repites centrando tu atención en las ‘r’: “Enrrrrrique Latorrrrrrrrrrrrrre”, suena imponente. Por eso me gusta que me piensen en él. Si yo, que soy carne y hueso; lo que queda, podrido en el cesto al pasar los años, puedo conseguir que se me relacione con algún nombre imponente, quizás se me pegue algo. Llegará un día y será tal mi suerte, que el nombre y yo [en tanto carne y cógito] seremos uno, un  continum; seré nombre y carne y cogito. Seré...


Hoy estoy cansando de estar, ¡y menos mal! Vivo en la casa de la angustia. Para más información: Angustia xx, x, Santiago de Compostela [Si existe algún Tadzio que desee conocerme, no dude en visitarme –por sorpresa-].
Menos mal que durante la historia de la humanidad hemos logrado separar el ser del estar. El ser pivota sobre lo primigeio. El estar [re]sitúa el resultado de éste pivotar en una contextualidad legaliforme. El problema surge cuando la contextualidad es indecorosa, pero eso son otros lópez...
Me dan pena los anglosajones, su idioma no separa el ser del estar. En consecuencia, sufren mucho. Muchos que yo me sé serían incapaces de conservar la vida teniendo un idioma tal como lenguaje materno, ¡antes se suicidarían! Es un sufrimiento que pervierte y no todos somos capaces de soportarlo.


Enrique Latorre.