domingo, 6 de marzo de 2011

:: Biopsia vital

Mis pensamientos se deslizan sobre el papel como culebras, es un efecto curioso. Incluso el hecho mismo de no diferenciar el pensamiento propio, de la base de papel, es un efecto curioso; papel, pensamiento, papel, pensamiento, papel pensamiento, papel pensamiento, y tú dando bandadas de uno a otro, igual que un pájaro que no distingue los cristales de las ventanas, de la realidad, y se bate contra ellas con persistente repetición. Ese pájaro ha nacido para eso, para flotar, golpearse y no entender nada.


Me gusta que me llamen por mi nombre completo, me digo: -por Dios, que me llamen otra vez Enrique Latorre. Este pensamiento puede llegar incluso a causarme angustia si no se satisface de vez en cuando lo que expresa. Enrique Latorre, sí, ese es mi nombre. Es impresionante la sonoridad que alcanza cuando lo repites centrando tu atención en las ‘r’: “Enrrrrrique Latorrrrrrrrrrrrrre”, suena imponente. Por eso me gusta que me piensen en él. Si yo, que soy carne y hueso; lo que queda, podrido en el cesto al pasar los años, puedo conseguir que se me relacione con algún nombre imponente, quizás se me pegue algo. Llegará un día y será tal mi suerte, que el nombre y yo [en tanto carne y cógito] seremos uno, un  continum; seré nombre y carne y cogito. Seré...


Hoy estoy cansando de estar, ¡y menos mal! Vivo en la casa de la angustia. Para más información: Angustia xx, x, Santiago de Compostela [Si existe algún Tadzio que desee conocerme, no dude en visitarme –por sorpresa-].
Menos mal que durante la historia de la humanidad hemos logrado separar el ser del estar. El ser pivota sobre lo primigeio. El estar [re]sitúa el resultado de éste pivotar en una contextualidad legaliforme. El problema surge cuando la contextualidad es indecorosa, pero eso son otros lópez...
Me dan pena los anglosajones, su idioma no separa el ser del estar. En consecuencia, sufren mucho. Muchos que yo me sé serían incapaces de conservar la vida teniendo un idioma tal como lenguaje materno, ¡antes se suicidarían! Es un sufrimiento que pervierte y no todos somos capaces de soportarlo.


Enrique Latorre.

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