martes, 5 de abril de 2011

:: Las vísceras de un resentido.

Harías bien en pedirme disculpas. ¡Que digo! Ni oírlas quiero, hiciste lo que te apeteció en todo momento y no tengo nada que reprocharle a eso. Eso sí, no vuelvas. No quiero verte, tu sola presencia crispa mis nervios. No quiero leerte, tus mensajes me convencen. Vete, sólo eso.

No hay comentarios: