Harías bien en pedirme disculpas. ¡Que digo! Ni oírlas quiero, hiciste lo que te apeteció en todo momento y no tengo nada que reprocharle a eso. Eso sí, no vuelvas. No quiero verte, tu sola presencia crispa mis nervios. No quiero leerte, tus mensajes me convencen. Vete, sólo eso.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario