miércoles, 8 de julio de 2009

:: Deshacer entuertos. Memorias de un ciego al entrar en el infierno.

Puede resultar gracioso elevarse en determinadas ocasiones del suelo y contemplarlo todo desde una nueva perspectiva. Otra más, nunca tiene por que ser la verdadera o la correcta, eso lo dejamos para los moralistas teóricos interesados en ver fraguados sus propios intereses en aulas que justifiquen sus acciones. Para el resto de mortales casposos la decisión es sencilla. O nos damos golpes de pecho y acudimos arrastrándonos a representantes de viejas instituciones que nos confirmen nuestro futuro ingreso en el infierno, o intentamos sonreír. ¿Ustedes cual escogerían? Yo personalmente la segunda. Sonreír y gritar. Saltar y si acaso escuchar un par de buenas canciones con una cerveza en la mano. No pienso dejar de hacer nada de lo que me gusta. Y si a ti te molesta, cierra los ojos o evita levantar la mirada y brindarme un mal gesto, por que entonces te arrancaré los ojos evitando el desprecio.

Estoy aprendiendo. Disfruto con lo que hago e intento no tener que guardar demasiados secretos, esperando así que cuando me llegue el momento de no dar cuentas, pueda hacerlo con la cabeza bien alta.

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