viernes, 6 de marzo de 2009

:: Acerca de la felicidad - final irónico -

Soltó la rosa de la mano y la dejo caer al suelo. Vio precipitarse al vació la poca entereza que le quedaba y levantando el rostro sucumbiendo al odio.

Ella no lo entendía. Y lo dejo hacer. Después de todo era uno más que añadir a la lista de desastres erótico-festivos. ¿Quién no tiene una lista de esas? Se repetía mientras intentaba justificar su egoísmo carnívoro-sexual. Lo vio marchar así como si cabalgase sobre el viento y una brisa de aire le recordó su aroma. Eso era lo que tendría, el sentido de un aroma, una rosa violácea sobre el empedrado público y el recuerdo de quien le hizo mojar las bragas... una vez más.

Allá se fue el, recorrió con la mente en blanco el camino de regreso al ego. Se abandonó a la calle y comenzó a correr. Nadie le había enseñado a hacerlo pero no era tan difícil para alguien que nació con rabo. Tenía orgullo, la sensación de macho impregnando su sien y la convicción de quien se cree dominador de la relación. Mucho sexo invasivo y pocas nueces....

A la hora de la verdad... todo es cuestión de mercado. Tú tienes algo que me interesa y yo tengo algo que a ti también te interesa, juguemos. Todo es oferta y demanda y por mucho que nos joda reconocerlo, el feminismo, los progres y el más ecologista de los asesinos abortistas mueven, movemos ficha en este tablero.

Ahora cágate en mis muertos o no lo entiendas por que ni yo mismo se porque lo escribo.
Enrique Latorre-Ruiz

No hay comentarios: